Galicia 23/10/2018

Calor y discrepancias
Arrancó la temporada de caza menor con discrepancias entre los que salieron al monte en cuanto a la abundancia de piezas. Además, la jornada se vio acortada de forma prematura por unas altas temperaturas que exigían demasiado esfuerzo a los perros.
Aunque el día estuvo soleado, la primera jornada cinegética tuvo sus claros y sus oscuros en la Costa da Morte. Entre la casi euforia en el tecor de Zas y la escasez de piezas en Malpica median tintas de todos los colores. Pedro Nieto, presidente de la entidad zasense, declaraba orgulloso que la práctica totalidad de los socios que salieron al monte lograron los topes de capturas. Claro que presume de dirigir la mejor entidad de Galicia. Sus compañeros abatieron liebres, perdices y conejos, estas dos últimas especies fueron repobladas con el fin de tener caza ahora en octubre.

En Baldaio no estaban tan eufóricos. «O primeiro día sempre hai capturas», declaró Carlos Casás. Por la tarde aún continuaban en el monte. «Máis ou menos cubriuse», vino a decir. Meses atrás soltaron 300 conejos. «Tiña que haber máis caza e non hai», apunta Casás. En el mes de agosto vino la enfermedad y se llevó a muchos ejemplares de la repoblación.

La situación en general no es buena. En algunos tecores piensan en echar el cierre y que los cazadores vayan al monte solo con los perros. Lito Vázquez, de la Venatoria de Carballo, calificó la jornada de «bastante regular». «Non houbo gran cousa», resume, aunque confía en que mejore el panorama: «O primeiro día non é no que máis se caza».

Fran Caamaño es miembro de tecores de Pondal de Ponteceso y San Miro de Malpica. Entre todos cobraron siete conejos. «Todo o mundo zafou», sostiene, pero en Malpica, «nada». Fueron por la mañana y luego lo celebraron con un cocido inaugural.

En Ourense, el orballo matutino sirvió para dejar rastros claros. El conejo, diezmado por las enfermedades, escaseó en buena parte de la provincia, si bien todavía quedan zonas con buenos índices en el valle de Monterrei y también, en el otro extremo, en el Concello de Piñor, donde las repoblaciones han mejorado el ecosistema. También se detectaron áreas de notable interés en la media y alta montaña para la caza de la perdiz, en especial los municipios de Castrelo do Val y Montederramo. En los montes ourensanos se espera que el número de licencias expedidas ronde las 8.000.

La jornada fue irregular en Lugo. Alguna niebla matinal por zonas obligó a los cazadores a arrancar tarde, con lo que los perros acusaron el calor. Abundaron las quejas por la escasez, como en el coto de Villares (Guitiriz), donde no notaron la repoblación.

En la zona de Cospeito no se pudo salir hasta bien avanzada la mañana. A pesar de ello, algún cazador pudo cubrir el cupo de perdices y aseguraba que había buena población de conejos. El calor hizo mella en los perros al mediodía y solo pudieron tener una jornada larga los que llevaron repuesto.

En Escairón, la abundancia de cazadores lastró la jornada. «Demasiados tiros y había que tener cuidado, nosotros nos fuimos por nuestra cuenta», aseguraban. En Castro de Rei se habían soltado dos mil perdices y más de mil conejos y la jornada fue buena.

Información elaborada por Xosé Ameixeiras, Olimpio Arca, Marta de Dios, Luis Manuel Rodríguez y Pablo Gómez.

«Aínda que non se cobren pezas é unha alegría estar no monte e sentir cantar aos cans»

Los cazadores de Deza salieron bien temprano al monte. «Foi a primeira hora, cando descubría o día, cando se levantou algo. Logo veu un vento quente e xa se parou», señala el presidente de la sociedad de caza de Silleda, Juan Agra. Y es que las altas temperaturas dificultan el rastro a los perros. En el monte de San Sebastián su cuadrilla levantó seis conejos, y se cobraron uno. Sin embargo, no es demasiado optimista con la temporada, porque los cotos han repoblado conejos pero la peste vírica, que hace un par de años mudó de cepa, hace estragos. En perdiz también se cobraron algunas piezas, en una sociedad con 270 integrantes que esperaban con ansia el inicio de la caza menor: «O que fallou foi por enfermidade ou por forza maior, e aínda que non se cobren pezas é unha alegría estar no monte e sentir cantar aos cans».

Julio Mariño, al frente de la sociedad de Lalín (con medio millar de socios) coincidía en que no fue una gran jornada para la caza del conejo por la elevada temperatura y el hecho de estar el terreno muy seco, pero al menos «veuse algo. Non foi de todo mal, partindo de que hai dous anos non había nada». También en perdiz hubo alguna captura. Algún cazador se cobró tres piezas, cuando su plan de aprovechamiento cinegético marca un límite de dos, lo que provocó la intervención del guarda de la sociedad y de Medio Ambiente.