Desde la creación, a finales del año pasado, del Parque Natural de las Hoces del RÃo Riaza, queda patente una vez más el acoso que la actividad cinegética está sufriendo por parte de la administración de los Espacios Naturales Protegidos de la Junta de Castilla y León.
En este parque existe un coto, “El Enebral” el único coto al que puede afectar la creación de este espacio protegido, en el que han quedado prohibidas las prácticas cinegéticas, sin argumento técnico alguno por parte de la administración del parque, pero, en cambio, se ha puesto en marcha un proyecto por el que se van crear varias sendas para propiciar las rutas turÃsticas por el interior de estos solitarios parajes, incluso penetrando por el interior de la Zona de Reserva, donde evidentemente, bajo sus ilógicos conceptos, se prohÃben actividades tradicionales que les afean su intención polÃtica, y son tradicionales porque realmente se practican desde tiempo inmemorial como la caza, y no porque lo defina su arbitrariedad.
En el proyecto de estas sendas se establece la señalización, los desbroces, aparcamientos y demás trabajos para el establecimiento de unas rutas para el paseo por el parque, senderos que contemplan anchos de hasta 5 mts. y el refino y planeo del piso para hacerlos accesibles a coches de bebé, y todo ello por la Zona de Reserva, en áreas de nidificación y campeo de especies en gravÃsimo peligro de extinción, que en otras circunstancias habrÃan sido merecedoras hasta de la costosÃsima modificación del trazado de una carretera en muchos kilómetros. Además, todo ello de forma ilegal porque aún no ha sido aprobado y publicado el Plan Rector de Uso y Gestión del espacio.
Todas las organizaciones ecologistas del paÃs, menos una, de la que habrá que descubrir que oscuros intereses la mueven a aceptar estas medidas, se han unido para protestar por esta medida, que a los ojos de la administración autonómica se presenta como totalmente inofensiva para la fauna que habita estos parajes.
Sin embargo, la caza ha sido eliminada por la administración del parque en una maniobra más en la que se presenta a la sociedad que la caza es incompatible con la conservación de los valores naturales, no debiendo ser los cazadores partÃcipes en la gestión natural, y menos en su conservación, de la que somos enemigos.
Por último, señalar que en contra de lo que establece la normativa legal en la materia, no se ha procedido a indemnizar económicamente al titular de los aprovechamientos expropiados.
Santiago Segovia Pérez
Coto El Enebral