Miguel Iñigo Noain.
Presidente de ADECANA (Asociación de Cazadores Navarros)
Cazar responde a un instinto que surge desde lo más hondo del ser humano, lo llevamos en los genes, es una pasión y una necesidad, que nos acompaña desde el comienzo de nuestra existencia y uno de los factores que más importancia tuvo en el desarrollo de los pueblos, por la necesidad que tiene de asociarse y comunicarse. Los humanos desde el comienzo de nuestra existencia fuimos cazadores y recolectores y solo posteriormente, en el neolÃtico, nos hicimos también agricultores, ganaderos, comerciantes, etc. pero nunca hemos dejado de cazar pues forma parte de nuestra naturaleza.
En tiempos pasados la caza era el único medio, junto con la pesca, para conseguir las proteÃnas imprescindibles para la correcta alimentación y nutrición humana. Actualmente, gracias al desarrollo económico de nuestra sociedad, a la ganaderÃa en general y a la pesca industrial esta necesidad ya no existe, salvo en algunos pueblos con menor desarrollo en los cuales la caza y la pesca siguen siendo la fuente principal de aporte proteico.
La caza auténtica y natural es la captura, respetuosa, en buena lid, con medios lÃcitos y destinándolos al consumo humano, de unos animales libres y salvajes. Implica la gestión y explotación racional y sostenible de unos recursos naturales renovables.
En nuestro mundo es preciso regular unas poblaciones de animales, principalmente herbÃvoros, que en la pirámide ecológica están para aprovechar y procesar los principios nutritivos presentes en los vegetales transformándolos en proteÃnas y de esta forma servir de alimento a los animales carnÃvoros. Al no existir estos, de forma natural en número suficiente, sus poblaciones crecerÃan de forma incontrolada dando lugar a grandes daños a la agricultura, accidentes de tráfico, sobreexplotación y degradación del medio ambiente, enfermedades epidémicas y degenerativas. Estos problemas se ha comprobado que ocurren, de forma inevitable, en todas aquellas regiones en las que por diferentes motivos se ha prohibido de forma absoluta la caza y en las que con el tiempo ha sido necesario reintroducirla, de forma controlada, para reponer el equilibrio ecológico.
La caza supone en algunas ocasiones un esfuerzo fÃsico importante, pero no toda actividad humana que conlleve actividad fÃsica es un deporte. Deporte, según la R. A. E. es una actividad fÃsica, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a unas normas. La caza natural no es ni un juego ni una competición. ¿Toda actividad fÃsica es deporte? Rotundamente ¡ NO ¡. No es deporte la recolección de caracoles, setas o frutos silvestres, ni la horticultura, ni la agricultura, ni la jardinerÃa, ni la fotografÃa de la naturaleza o la caza fotográfica, ni lavar el coche, ni el bricolaje, ni las tareas domésticas, etc. aunque sean actividades que en ocasiones necesiten un notable esfuerzo fÃsico. Una persona que corte árboles o recoja leña para su hogar o por negocio NO practica un deporte, pero si participa en una competición de aizkolaris (cortando árboles), entonces, SI.
La caza se convierte en deporte cuando se practica de forma competitiva, lo cual con los actuales planteamientos y reglamentos conlleva aspectos muy discutibles, incluso en algunos casos negativos para la caza y su imagen pública. Más importante que cazar mucho es hacerlo bien. ¿Quién es el mejor cazador? ¿El que más animales caza en menos tiempo? Este será el campeón de la competición pero no tiene por que ser el mejor cazador. Creo que hay otros muchos aspectos que se deberÃan tener en cuenta a la hora de valorar a un cazador, no solo su capacidad fÃsica o sus habilidades en el disparo. El respeto por el medio natural y los animales cazados, el cumplimiento estricto de las normas de seguridad, el compañerismo con los demás cazadores y el respeto de sus territorios de caza o cotos, el respeto para con todas las personas que usan y disfrutan de la naturaleza, la buena conducta con nuestros fieles ayudantes los perros, la colaboración en la gestión del medio ambiente, el cumplimiento de las normas, cupos y leyes de caza, etc. deberÃan también ser valorados a la hora de proclamar a alguien como “CAMPEÓN DE CAZA…… “.
Actualmente la caza no pasa por sus mejores momentos. Los cambios y evolución en los usos y técnicas agrÃcolas, ganaderas y forestales con los cambios en el hábitat y el uso, en ocasiones abuso, de productos fitosanitarios en busca tan solo de una mayor producción sin considerar el daño que pueden causar a la naturaleza. El desarrollo urbano e industrial, la proliferación necesaria de grandes infraestructuras, vÃas de comunicación, canales etc. suponen la invasión y parcelación de territorios que hasta hace poco eran rurales y abiertos. Nuestra incapacidad para explicar a una sociedad, cada vez más urbanita, alejada y desconocedora de la realidad de la naturaleza, la gran importancia que tiene una caza bien practicada para la correcta gestión del medio natural. La mercantilización, excesiva en algunos casos, de la explotación de la caza. La división existente entre los cazadores en busca, en ocasiones, de un protagonismo y beneficio económico propio en vez de formar un frente común en defensa de nuestra actividad y del medio natural.
En el mundo de la caza cabemos todos. Los que defendemos y practicamos una caza social, natural, sostenible y respetuosa con el medio ambiente, los que de forma legal viven y obtienen beneficios económicos de la caza y aquellos que por su espÃritu deportivo practican u organizan la caza de competición, con la condición de que sean respetuosos con la naturaleza. Todos juntos debemos luchar y plantear un frente común, respetándonos entre nosotros, sin intentos de monopolización, pues cada uno tenemos nuestro ámbito de competencias y actuaciones, en defensa de una actividad que brota desde lo más hondo de nuestra naturaleza humana y que es imprescindible para una correcta y respetuosa gestión del medio natural.