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27/12/2006
El Seprona desarticula una red dedicada al robo y tráfico

HERALDO.es Edición del día 19-12-2006
Mª JOSÉ VILLANUEVA. Huesca

La Guardia Civil detuvo a cinco personas en las provincias de Huesca, Lérida y Barcelona como presuntos autores de hurto y receptación de perros de caza e incautó un total de 84 animales de procedencia ilegal, en el transcurso de una operación bautizada como "Rufo". En la misma participaron efectivos del Seprona de Graus y Huesca y agentes del cuartel de Monzón.

Las investigaciones se iniciaron el 14 de noviembre cuando un vecino de Graus comunicó que dos perros, valorados en 4.000 euros, que le habían sustraído hacía dos meses habían vuelto con él. Portaban collares distintos, pero el microchip que tenían implantado permitió comprobar que eran de su propiedad.

Un número de teléfono que figuraba en la nueva correa llevó al Seprona hasta un núcleo zoológico no autorizado en Altorricón, en cuyo interior se hallaban 84 perros de caza de distintas razas, según la versión facilitada por la Guardia Civil. El teléfono correspondía al nuevo propietario, que lo puso por si se le extraviaban cazando. Arturo Notivoli, jefe del Seprona en Huesca, cree que se "subestimó el instinto de los animales", ya que se escaparon en una de las cacerías en las que participaron, en un punto no determinado de la provincia, para regresar con el auténtico dueño a la perrera donde se habían criado.


En Monzón y Altorricón

Tirando del hilo se pudo dar con la persona acusada de haberlos robado y se localizó la perrera clandestina. Los arrestados son de C.R.P., vecino de Altorricón, dueño de la instalación; J.J.R.G., vecino de Monzón, al que se acusa de haberle vendido animales de procedencia ilícita; L.T.A., de Marcovau-Foradada (Lérida); A.M.G., de Artesa de Segre (Lérida); y M.R.L., de Rubí (Barcelona). Estos tres últimos podrían ser los encargados de sustraer los perros. Todos ellos han quedado en libertad con cargos.

Según el jefe del Seprona, había una red con un 'modus operandi' muy claro. Algunos rastreaban las pistas forestales donde se realizaban batidas de caza. "Los perros, cuando dejan el rastro del jabalí, salen a las pistas. Entonces daban vueltas por el monte y perro que veían, lo echaban al carro. Otros habían sido directamente hurtados de las perreras o incluso de los carros, cuando se metían los cazadores a tomar café por la mañana".


Microchip

Los animales encontrados en Altorricón tenían en común la dedicación a la actividad cinegética tanto en la modalidad de pelo como de pluma. Los agentes reconocieron mediante los microchip que tenían implantados a algunos de los perros, pudiendo ser identificados 29. Sin embargo, 55 siguen sin identificar y se desconoce su procedencia. Algunos incluso han nacido en esta instalación. "Pueden ser robados o no", aclaró Arturo Notivoli. Los perros se encuentran a disposición judicial en la perrera intervenida al propietario, bajo supervisión del Seprona. Desde que se inició la operación el 14 de noviembre hasta que se cerró el 15 de diciembre han fallecido cuatro cachorros, un hecho notificado a unveterinario para analizar las circunstancias de la muerte.

Algunos de los animales han sido devueltos a sus auténticos propietarios quedando el resto a expensas de que sus dueños se pongan en contacto con la Guardia Civil de Huesca para proceder a su devolución.

Según el Seprona, las condiciones de la perrera no eran malas y se está haciendo un seguimiento para garantizar el bienestar de los animales. Actualmente están a cargo de la persona que adquirió en bloque el núcleo zoológico. Por la transacción se pagaron 50.000 euros. El jefe del Seprona afirmó que en este mercado se mueve mucho dinero. Un perro experimentado en la caza puede valer como mínimo 3.000 euros.