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14/03/2006
Caza selectiva en Gredos: ¿adjudicación o sorteo?

Por Eduardo COCA VITA
Escritor y cazador


El mismo día que leía en NorteCastilla.es (27/2/06 Ávila) que los 280.000 € de la subasta de 68 lotes de cabra hispánica, celebrada en El Arenal el sábado 25 anterior, irán a infraestructuras de los pueblos de Gredos, ese día, digo, conocí por otra vía que el 31 de enero acabó el plazo de pedir la caza selectiva para 2007, y que se fija el 15 de marzo para el sorteo, aunque no se cace hasta ¡febrero próximo!

Tal información, a la que instintivamente opuse mi incredulidad, fue contrastada después y resultó ser cierta, por más sorpresa –y hasta asombro– que produzca. De un lado, por estar todavía practicándose (hasta abril) esta misma caza del plan de 2006; y, de otro, porque las solicitudes, desde hace veinte años, venían presentándose en el cuarto trimestre. Nunca antes de septiembre, ni pasado noviembre. La última vez, entre 15 de octubre y 15 de noviembre.

La Consejería de Medio Ambiente ha acabado con esta tradición de forma radical, mediante la Orden MAM/1253/2005, de 22 de septiembre (BOCyL de 3 de octubre), que opta por el drástico cambio de fechas, adelantadas casi un año (1 a 31 de enero), en pleno periodo de ejecución de los permisos del sorteo de diciembre de 2005 para la temporada en curso.

Por muchas y buenas que sean las razones de tan profunda alteración (y no sólo modificación o ajuste), cuesta entender la medida. De haber en verdad causas que aconsejen a la administración una reforma así (solicitar los permisos de un año cuando no han comenzado a materializarse los del anterior; y sortearlos con once meses de antelación), hubiera sido prudente –y hasta cortés con el cazador– divulgar la novedad por los métodos con que hoy cabe hacerlo sin dificultad, desde anuncios en prensa hasta la comunicación a los solicitantes del último año, una nota a la RFEC, etc. Nada impedía cohonestar la firma de la norma y su aplicación con darla a conocer por medios más accesibles que el diario oficial.

El resultado de no haber hecho lo que se debió de hacer es que únicamente unos pocos han registrado su solicitud, quizá los informados boca a boca por familiares, amigos y conocidos destinados en donde se tramitó y publicó la medida. Hasta tal punto, que no hará falta sortear, bastando adjudicar directamente, por haber más permisos (unos 200) que peticiones, frente a los 2.500 aspirantes de años previos.

Ante soluciones de este corte, por no hablar de dislates, algunos incluso pensarán mal. ¿Cómo podía nadie imaginar algo así? Es costumbre de los interesados –y hasta práctica exigible por prudencia– confirmar año tras año el término de admisión de instancias (que para la temporada pasada varió de principio y fin: no fue el de 1 de septiembre a 30 de noviembre, seguido desde hacía una década, sino el nuevo de 15 de octubre a 15 de noviembre). Se alcanza a comprender que los plazos para temporadas venideras varíen, como pasa en muchos sitios y ha sucedido en Gredos alguna vez. Pero no que se anticipen en un año, privando de acceder al sorteo a la práctica totalidad (quizá más del 95%) de quienes lo hacían habitualmente.

Y que no digan: “a consultar el BOE”. Si hay que leerse el del Estado y sus ministerios, los de diecisiete comunidades y dos ciudades autónomas, todos los de las diputaciones y el de cada ayuntamiento, no es que no se podría hacer otra cosa en el trabajo y en casa, es que habría que encargar la tarea a gestorías mediadoras. O poner a toda la familia manos a la obra. Además, una cosa es que los BB. OO. sirvan para informar al ciudadano de temas legales y oficiales y otra que se usen para sorprenderlo y pillarlo descuidado. Porque una cosa es variar y ajustar plazos o reglas de adjudicación de permisos y otra dejar sin posibilidad de cazar en Gredos a cientos de españoles que anualmente lo piden, y para quienes esta vez no hay oportunidad, no por su negligencia, sino por una alteración inesperada y sorpresiva del plazo de presentar instancias, que ni el más precavido y cauteloso podía pensar.

Cabe esperar que se corrija este efecto indeseable con alguna solución legal o arreglo de sentido común, pues, entre otras cosas, ha habido menos demanda que oferta, cuando la proporción de los últimos años era de 10 a 12 peticiones por permiso. Algo hay que hacer, y no parece que lo lógico sea dejar sin cumplir el plan cinegético, hecho en beneficio de la buena gestión de la reserva regional. Pero peor sería hacerlo con la guardería; o por asistencias técnicas, que cobren; o contratando agentes, que vendan el derecho. Ya que no se ha salvaguardado el principio de concurrencia, por falta de información, que no se conculquen otros aplicando remedios peores que la enfermedad. A la meditación de quien corresponda lo dejo.

Madrid, 13 de marzo de 2006
Eduardo Coca Vita