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11/12/2003
Razonamientos sobre la Caza

Muchos son los esfuerzos realizados por nuestros representantes y aficionados en pro de mantener, defender, apoyar, y promocionar la actividad cinegética, y pocas las satisfacciones y recompensas.

Una actividad practicada desde que el hombre existe y que lo seguirá siendo hasta su desaparición, no parece ser considerada como lo era años atrás ¿Por qué se ha llegado a ésta situación?

Los medios de comunicación, que no son especializados, rehuyen hablar de la Caza, tal vez porque la opinión pública rechaza las armas, el sufrimiento y da más valor a su propia condición humana que la animal que posee, y que poseerá el hombre durante toda su existencia.

El hombre se define como un ser animal racional. Aunque racional, es animal por naturaleza y no puede dejar de serlo por muy humanizado que pretendan que sean, o que pretenda ser. Muchas cualidades, virtudes, y defectos los posee por ser como la naturaleza lo ha creado; gracias a la parte animal que posee, y a la que no puede renunciar por el simple hecho se ser cada día más inteligentes y humanos. Así :
La mujer menos corpulenta y con menos vello que el hombre, es tierna, delicada y femenina, y siente amor y ternura por los suyos. Defiende, como hembra, con dientes y uñas, a sus hijos, y tiene la virtud de poder concebirlos. El hombre con un sentido de la orientación más desarrollado, con más vello sobre el cuerpo, más fuerte, rudo, rústico y solitario, es capaz de perseguir sus objetivos durante horas y horas, y cazarlos. Es también capaz de ir detrás de las hembras y fecundarlas, y por su corpulencia defender y proteger a su prole.

La caza entra dentro de la condición e instinto animal del hombre, es algo que lleva en su interior. El pretender acabar con ella, erradicarla, justificarla o defenderla no tiene sentido.

En la actualidad se rechaza la Caza, tal vez por que se confunde con otro tipo de prácticas en el seno de ella. Todos los aficionados conocemos que la Caza alcanza a otros sectores, vertientes o formas de practicarla. Así la Caza Industrial, que se realiza por el simple interés económico (como la matanza de focas jóvenes), o la Caza Furtiva que se efectúa sin respeto a ninguna norma o época, o la Caza Indiscriminada que se ejecuta por el placer de hacerlo (como sucedió en tiempos pasados con la matanza de búfalos americanos), etc, etc, etc., son las que al parecer, se confunden con la Caza Cinegética en la que el cazador practica la acción de cazar como disposición y habilidad para buscar o seguir a las aves, fieras y otras muchas clases de animales para cobrarlos o matarlos, de una forma legal, noble, y sostenible; o con la Caza Deportiva que se practica sobre especies silvestres o criadas para ello como actividad lúdica, sujeta a reglas fijas controladas por organismos, en forma de competición individual o colectiva y que pone en juego cualidades tales como la movilidad física, la fortaleza y la habilidad entre los competidores.

Tal vez la falta de diferenciación y de identidad propia de todos los que forman parte del mundo de la Caza, posiblemente ha llevado a confundir a la opinión pública, que no ha considerado a la Caza tal y como la práctica el hombre más humanizado en la actualidad.

Quien practica la actividad cinegética de forma digna y sostenible, la practica con respeto y teniendo admiración por aquello que pretende o intenta conseguir, las especies cinegéticas. Da más valor a la calidad y esfuerzo del momento, que a la cantidad de animales capturados, y no sólo las persigue para capturarlas sino que las protege, vigila, mantiene y cuida con el fin de que se conserven y se reproduzcan.

Por ello, la conservación de las especies no está en erradicar la caza, sino en educar a la gente que la practica e incluso a muchísimos ciudadanos, que aunque no “cazan”, no contribuyen a la conservación de las especies por no tener ninguna conciencia medioambiental. Sí se debe, reprochar, criticar, rechazar e incluso perseguir al cazador que no practica la caza con ética, legalidad, respeto y dignidad hacia las especies, y reclamar a nuestras Administraciones que diferencien, normalicen, y sitúen dentro del mundo de la caza a cada uno en el lugar que le corresponde.

Si queremos que la Caza y el mundo que la rodea sea lo que todos los que la vivimos y la practicamos esperamos que sea, con sus defectos y virtudes, debemos guiar por ese camino a la Caza, buscando aquello que ayude a que la opinión pública la considere, y de esta forma los políticos la respalden.

Víctor R. Mascarell Mascarell